Asegurarse de que disponemos de toda la información relevante del enfermo. Esto incluye tanto los datos analíticos como la historia de posibles alergias, intolerancias y la medicación habitual.
Obtener información sobre las características de los medicamentos a utilizar. En caso de duda, o si la información requerida no es fácilmente accesible, consultar al Servicio de farmacia. Extremar las precauciones con los medicamentos de nueva comercialización.
Los protocolos y guías clínicas disminuyen la variabilidad de la práctica clínica, están elaborados teniendo en cuenta una gran cantidad de información disponible, analizada críticamente por múltiples profesionales y disminuyen el riesgo de errores.
Las peticiones de aclaraciones o ratificación por parte de otros miembros del equipo asistencial suponen que una prescripción llama la atención por poco habitual, y en algunas ocasiones pueden alertar sobre un posible error, por lo que merece la pena atenderlas cuidadosamente.
En la prescripción asistida informáticamente es igualmente importante prestar atención a las alertas.
Es importante reflejar el tratamiento completo del paciente siempre, y en particular en el momento de la transferencia a otro nivel asistencial.
Las prescripciones deben ser claras, legibles y siempre escritas.
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